Gracias al compromiso y labor diaria que dignifican nuestra patria
El 1º de Mayo es una jornada de lucha histórica de los trabajadores/as en busca de lograr condiciones de vida y de trabajo dignas.
El Día del trabajador y la trabajadora recuerda a los “mártires de Chicago”, condenados a muerte en 1886, y se inscribe en la conmemoración internacional por la lucha por los derechos de los trabajadores/as.
EN LA ARGENTINA
El primer acto del Día del Trabajador en nuestro país se realizó en 1890, en el Prado Español de Buenos Aires, y contó con la participación de numerosos movimientos obreros, integrados en su mayoría por inmigrantes alemanes, italianos, españoles y portugueses. Desde entonces se celebra cada 1º de mayo el Día del trabajador.
Años más tarde, Argentina atravesará por distintas instancias en la reivindicación de los derechos de los trabajadores, tanto de hombres como mujeres, reconociéndose estos para ambos. Virginia Bolten, destacada activista sindical, anarquista y feminista de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, que luchó por los derechos de la mujer obrera y trabajadora realizando publicaciones en el periódico La Voz de la Mujer. Su palabra clara y potente fue central en la huelga de inquilinos de 1907 y su participación en ella da cuenta del compromiso de las mujeres para poner en escena la tensión entre hogar y trabajo.
A partir de la primera presidencia de Juan Domingo Perón (1946-1952), la conmemoración del Día del Trabajador alcanzaría una notable importancia, organizándose celebraciones multitudinarias en todo el país. A raíz de las numerosas reivindicaciones obreras logradas por el peronismo, el 1º de mayo se convirtió en un día emblemático: entre las diversas manifestaciones de entonces se destaca la convocatoria de los obreros en la Plaza de Mayo, quienes llegaban en multitud desde temprano para escuchar el discurso del presidente.
Escribió Felipe Pigna: "En nuestro país cada primero de mayo nuestros trabajadores tomaron las calles desafiando al poder, recordándole que existían y que no se resignarían a ser una parte del engranaje productivo. La lucha logró la reducción de la jornada laboral, las leyes sociales y la dignificación del trabajador. El poder se sintió afectado y en cada contraofensiva cívico-militar como las del 55; 62; 66; 76 y 89 (esta vez a través del voto), pretendieron –y en ocasiones lo lograron-, arrasar con las históricas conquistas del movimiento obrero".
EN LA ARGENTINA
El primer acto del Día del Trabajador en nuestro país se realizó en 1890, en el Prado Español de Buenos Aires, y contó con la participación de numerosos movimientos obreros, integrados en su mayoría por inmigrantes alemanes, italianos, españoles y portugueses. Desde entonces se celebra cada 1º de mayo el Día del trabajador.
Años más tarde, Argentina atravesará por distintas instancias en la reivindicación de los derechos de los trabajadores, tanto de hombres como mujeres, reconociéndose estos para ambos. Virginia Bolten, destacada activista sindical, anarquista y feminista de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, que luchó por los derechos de la mujer obrera y trabajadora realizando publicaciones en el periódico La Voz de la Mujer. Su palabra clara y potente fue central en la huelga de inquilinos de 1907 y su participación en ella da cuenta del compromiso de las mujeres para poner en escena la tensión entre hogar y trabajo.
A partir de la primera presidencia de Juan Domingo Perón (1946-1952), la conmemoración del Día del Trabajador alcanzaría una notable importancia, organizándose celebraciones multitudinarias en todo el país. A raíz de las numerosas reivindicaciones obreras logradas por el peronismo, el 1º de mayo se convirtió en un día emblemático: entre las diversas manifestaciones de entonces se destaca la convocatoria de los obreros en la Plaza de Mayo, quienes llegaban en multitud desde temprano para escuchar el discurso del presidente.
Escribió Felipe Pigna: "En nuestro país cada primero de mayo nuestros trabajadores tomaron las calles desafiando al poder, recordándole que existían y que no se resignarían a ser una parte del engranaje productivo. La lucha logró la reducción de la jornada laboral, las leyes sociales y la dignificación del trabajador. El poder se sintió afectado y en cada contraofensiva cívico-militar como las del 55; 62; 66; 76 y 89 (esta vez a través del voto), pretendieron –y en ocasiones lo lograron-, arrasar con las históricas conquistas del movimiento obrero".